sábado, 30 de mayo de 2015

La vuelta de los replicantes.


Mi abuela no vio atacar naves en llamas más allá de Orión, ni Rayos-C brillar en la oscuridad cerca de la puerta de Tannhäuser. Solo una guerra civil que enfrentó a la familia, arder Santander por encima de las montañas y, sí, vio cosas que vosotros no creeríais. No todo se perdió como lágrimas en la lluvia. Pasé a su cuidado largas temporadas. Me daba la paga, me consolaba cuando lloraba y me enseñó a ponerme en el lugar de los demás. Algunos de sus momentos siguen vivos en mí.

La recuerdo un día de playa, hace ya demasiados años, completamente turbada. No era de aspavientos pero, para el ojo "experto" de quien había estado tanto a su cuidado, era obvio... y novedoso. Yo, un niño curioso, quería saber. Ella, aunque reacia, confesó.

-Nosotros escandalizamos a nuestros mayores con nuestra ropa, costumbres y modales -así empezó, nunca lo olvidaré- y ahora nos toca sentirnos incomodados. Así debe ser.

Hizo recuento de las "escandalosas" costumbres de aquella juventud. Cierto que rechazó algunas maneras, por falta de respeto a los demás, y que hablar con tantos latiguillos le parecía vacío y estúpido, pero casi nada condenó. Era solo moda, un pudor distinto al que le habían inculcado. Repasó los hitos en la indumentaria femenina de baño, comentando que cada uno había causado indignación, con cierta ironía pues ella y mi abuelo fueron pioneros en sus días. Caí en la cuenta de qué le había puesto colorada, ahí donde estábamos. Luego acertó algunos pronósticos de moda femenina, y por último me advirtió.

-Vosotros alborotaréis a vuestros mayores, y llegará el día en que los jóvenes os lo hagan a vosotros, pero recuerda que a ellos también les pasará.

Ella se fue temprano, quizá en el peor momento. Apenas pudo verme provocar -¡Esa moda extranjerizante!- y eso poco le gustó. Luego me hice nudista. No creo que me inmunice, pero me llevo el placer de nadar desnudo.

Cuando algo me llama la atención o alguien se indigna, hago repaso. ¿Es distinto en el fondo a lo que hacíamos nosotros, o solo en forma o grado? ¿Perjudica a alguien? No todo armoniza con cómo fui enseñado pero, gracias a ella, poco hay que realmente me incomode. Ya veremos, si Dios me da tiempo.

En mi loco mundo los niños están para tentar y aprender los límites, y los jóvenes para tentar y aprender a emanciparse de ellos. Mientras no hagan daño, así debe ser ¡Un beso, abuela! ¡Te quiero!

No hay comentarios:

Publicar un comentario