Hola, loco.
Ya ha quedado evidente lo pedante que puedo llegar a ser en mis adentros. Llevo años callando por educación y por lo que dije, pero descansa uno al sacarlo. A por ello.
Siempre ha habido sinvergüenzas y desalmados dispuestos a arrebatar sin miramientos lo que corresponde a otros. No digo los obligados por la necesidad o la supervivencia, sino quien lo hace por puro egoísmo. No entiendo tanto anonimato y justificación.
Antes nos conocíamos todos, la reputación era importante y la justificación podía ofender. Otra vez lo del mal uso de algo bueno, contra el uso de algo malo. Todo eso del qué dirán era muy bueno. Si me habrá salvado veces. Saber que alguien debía en todas partes, que no tenía nada a su nombre, o que copa todo tu trabajo y más adelante corta los pedidos para ofrecerte la compra del negocio, me ha llevado a tomar medidas o desestimar negocios. La referencia sobre mí, ha traído gente a mi puerta.
Otra cosa es el mal uso, sobre todo cuando hemos pasado una época en la que no había libertad y se imponía por fuerza una buena reputación en personas que no la merecían. Eso es muy distinto, ya lo dije, y ya pasó. No cambia que la idea original, que a tanta gente buena ha salvado durante siglos, sería óptima si se llevara a cabo con transparencia y contraste.
Por desgracia, toda esta locura es ilusoria. Hoy la mala reputación no importa, ni siquiera se disimula. Ahora se hace orgullo y reivindicación de todo tipo de actitudes ruines, ya iré comentando.
Es habitual dar por sentado que en el fondo todos son criminales que no dudarían en robar, incluso en matar si pudieran, y que el contertulio lo acepte sin más. Tanto uno como otro muestran su vil naturaleza, pero no la de los demás. Sinceramente, me ofende. Creo que la gran mayoría de la gente no es así, por experiencia. Si fuera verdad, las cosas serían muy diferentes. La decencia, pura y dura, sin aspavientos ni grandes esfuerzos, es común en la gran mayoría. Dejará de serlo si convencemos de lo contrario.
Otra nueva “normalidad”, muy común, es confundir el amor a los tuyos con el desprecio a los demás. Malo es confundir la defensa propia con la agresión a los demás, pero estamos llegando a estados tribales donde se reclama lo bueno, sano y normal que es el jugar sucio a favor de lo propio –mi familia, mis amigos, mis ideas, etc.- contra quién de verdad lo merece. Ha llegado el día en que se nos exige actuar contra buena gente, en que se nos afea querer ser justos o decentes –conceptos referidos a la convivencia, que se pretenden relativos- porque es “normal” arrebatarles lo suyo para dárselo a un inútil cercano.
Con normal no se deben referir a las normas de convivencia, parece que se refieren a las de la naturaleza: lo natural, que también se usa. Naturales son los sentimientos y pasiones. Por ejemplo la venganza o cualquier impulso, y no es adulto ni sano llevarlos todos a cabo. Natural es cagar cuando viene. En la naturaleza es normal ser un salvaje, concepto este que muchos querrán relativizar. Podemos darle mil vueltas, pero la inmensa mayoría practica esas normas, mejorando la vida de todos. Por cierto, apelar a los sentimientos elementales con fines generales sí es demagogia.
Parece raro devolver lo que se encuentra. Toda mi vida lo he hecho, tal como lo encuentro. Antes llamaba al titular. Un imbécil pretendió que le diera, además, la diferencia del dinero que –decía- tenía que haber en su cartera. Ahora lo llevo a la oficina de objetos perdidos. En algunas se reparten lo que no se reclama entre ellos, así que lo llevo a la del ayuntamiento. Está lleno de objetos devueltos, somos muchos locos. Lo no reclamado es para beneficencia, si no lo quiere el hallador.
Sigamos, cada dieciséis segundos hay un canalla, por el mundo, argumentando que nadie conoce ni puede tener la absoluta verdad, por lo que el que afirma decir la verdad es un engreído que se cree superior a los demás. Esto no lo dice en conversaciones metafísicas o filosóficas, qué va: sobre cosas cotidianas. También me ofende, no puedo evitarlo. Siento que el mentiroso de turno se quiere reír de mi inteligencia, con filosofía descontextualizada.
Es simple, en la vida diaria: La verdad es la conformidad de las cosas o lo que se dice, con lo que se cree. No hace falta filosofía para creer o ser testigo de las cosas habituales, si no somos esquizofrénicos alucinando. Si no crees lo que dices, mientes. Por cierto, engreído es el que pretende engañar de forma barata. Dice el ladrón que todos son de su condición, y cree el fraile que todos son de su aire.
Políticos y desprestigio. El tema da para mucho, pero siguiendo con lo dicho diré que a los que más oigo afirmar que todos son corruptos, son gente que se sentiría más cómoda fuera de la democracia: anarquistas y franquistas. Por lo menos unos votan, aunque sea a regañadientes.
Lo malo de este caso es que algunos no tienen vergüenza, pero sí poder. Dicen que aceptar regalos es normal y que no pasa nada, el pan de cada día. El partido asiente y las tertulias afines lo sostienen, argumentan y explican. Solo alguno se desmarca, pero ni siquiera se ofende o pide dimisiones, ni aún retractación, a los primeros. No sé qué esperan que pensemos. Como da la casualidad de que van de “gente de bien” y “de orden” de toda la vida… nos queda pensar, por salvar a alguien, que esa “gente de bien” suelen presumir de ser ricos y no necesitar nada: quizá otros, siendo pobres, lo sean por decentes; como el común de los mortales.
Resumiendo, que me alargo. En mi loco mundo los que dicen que la mentira, la deshonestidad o el soborno son relativos, son mentirosos, salvajes y corruptos, respectivamente. El que dice que el pobre lo es porque no sabe robar, si es rico ha robado; si no lo es, está deseando. El que antepone lo suyo, a costa de los demás, es un infame se ponga como se ponga. El que lucha contra el qué dirán, esconde algo de lo que avisar. En mi locura, la mayoría es gente honrada, incluidos muchos ricos.
Prefiero ser un pedante que dejarme tomar el pelo; ser un loco, que un descarado sinvergüenza.
Esta clara tu elección, en todo caso eres un loco encantador!Deberías ser periodista.
ResponderEliminarTienes que ponerle alguna foto, personalizarlo, quedará genial!
Periodista no, gracias. Tengo que hablar de eso algún día, porque trae cola. Creo que no tengo imágenes de mi fea cara a mano, pero me pongo a ello. A ver si asusto a alguien.
ResponderEliminarUn abrazo.