martes, 2 de marzo de 2010

Castellano o español.

Hola, loco.

Primer blog, primer tema, y ya me siento en la obligación de empezar aclarando el idioma en el que me voy a expresar. Es curioso que sea uno de los más hablados del mundo y que aún no nos pongamos de acuerdo sobre su nombre, sobre todo cuando se suele decir que el idioma delata la forma de pensar de un pueblo.

¿Castellano o español? Las lenguas no cambian de repente, pero la evolución es constante. Cuando se acumulan muchos cambios, acaba por verse que no se trata de lo mismo y se le pone una nueva etiqueta que sirva para saber exactamente a qué nos referimos. El principio lo ignoramos: el idioma que hablaran Adán y Eva. No era latín. Sabemos que sus descendientes no han parado de hablar, claro, en diversas lenguas de las que desconocemos sus nombres reales. El latín evolucionó desde alguna indoeuropea. Tiene ya nombre auténtico el latín, que sigue por las lenguas romances, el castellano…

Empezamos con el jaleo, en vez de seguir con la evolución natural de las cosas, nos ponemos ibéricos. Mejor dicho, no nos ponemos de acuerdo y, a menudo con explicaciones políticas, unos llaman castellano antiguo al castellano, y castellano moderno a lo que hablamos, mientras otros dan el paso y dejan al castellano donde estaba y llaman a lo nuevo idioma español.

Creo que en efecto el idioma ha evolucionado, el que piense lo contrario que empiece por leerse en crudo la primera literatura castellana. No debe tal evolución únicamente a Castilla.

Españoles y no castellanos eran Boscán, Baltasar Gracián, Guillén de Castro, Avellaneda, los Argensola y hasta el Inca Garcilaso o Ruiz de Alarcón, por citar algunos y de solo una época. Hay nombres mucho más conocidos, pero no voy a extenderme por toda la literatura. No solo hay escritores muy prominentes de todas las partes de España, sino escritores españoles de América.
Don Miguel de Unamuno, muy español y nada castellano.
No hace falta quedarse solo en los escritores. Palabras como capicúa, forastero, chepa, izquierda, huracán, borracho, chabola, silo o aquelarre no son castellanas, en absoluto, pero los que las introdujeron en el idioma español -sustituyendo a palíndromo, foráneo, etc.- por españoles se tenían. Palabras españolas eran y son, de ninguna otra parte vinieron. A partir de cierto momento, eran sobre todo españoles, más que castellanos, aquellos que conformaron este idioma en su evolución. Merece pues llamarse idioma español o lengua española.

En resumen: No es quién lo hable, sino quién lo hizo. Los latinos crearon el latín, que hablaban los romanos; evolucionó en el Imperio Romano y llegaron diversos romances, que se hablaban hasta en la Hispania musulmana; siguió evolucionando y los castellanos construyeron su idioma -el castellano- del que sus primeras muestras leemos con cierta dificultad, y que se llegó a hablar fuera de Castilla, y mucho. Sigue su evolución y españoles de todas partes, con sus contribuciones, crearon nuestro idioma, que se habla también fuera de España. Seguirá evolucionando, hasta que no se entienda, y habrá que ponerle nombre… la que les espera si tienen que depender de la política para ello.

2 comentarios:

  1. Gracias.

    Aún parece que decir “español” sea propio de unas ideas y no debería ser así. Hay cosas que hay que llamar por su nombre con total normalidad. Es así en todo el mundo. Parece que hay grupos que se apropian de signos comunes y los impregnan de su propio extremismo. Es algo universal, pero me parece exagerado aquí, cuando que se privatizan –ideológicamente- elementos tan colectivos y generales como el patronímico o los símbolos oficiales. Es ridículo.

    Pese a quien pese, es español lo que los españoles hicieron. Eso eran y no otra cosa. Es curioso que esto molestara antes a la centralista Castilla, que intentó castellanizar a toda costa, y ahora parezca molestar a otros pequeños nacionalismos. Pequeños, como todo nacionalismo lo es espiritual y materialmente. Cuándo aprenderemos.

    Un abrazo.

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